una de las tentaciones del amante de los discos (estando aca estacionados dentro del mundo facticos... dejando de lado por unas horas este chaleco de fuerza invisble de inter comunicacion liquida)es encontrar buenos discos en lugares insolitos. no es extraño ver a uno de estos espesimenes entrar en una galaria del once dende la cumbia mas furiosamente suburbana hace estallar las pequeñas cajitas que hacen las veces de speakers, enmarañados entre las telaraxas que dominana los techos olvidas y despintados del lugar. superando el asombro, puede uno entender el juego. encontrar un disco perlas jazzeras en lugares ostiles eleba su ego y se regosija pagando menos de la mitad por un disco de folk de culto que le valdria la amputacinon de alguna de sus extremidades... si es que ya le quedan. gustos? no se si lo podria dentro de esa escala.
otra de las zonas favoritas son la estaciones de medios publicos. llameses colectivo, tren o subte. y fue en una de ellas (mas espesificamente la de trenes de urqueza) que un top music se cruso con mi soledad. de alli esta pieza musical que adquiri con gusto
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